La mañana era fría ese 6 de agosto. Más de 300 estudiantes de la secundaria pública Hiziyama estaban alineados en el patio, a la espera de entrar a uno de los seis salones de clases. Tres grupos ya habían marchado y comenzaban la lectura del día.

En uno de esos salones estaba Mitsuo Kodama. Justo detrás de la última ventana. Había una alerta de riesgo de bombardeo en toda la ciudad, pero las clases continuaban. Así era el carácter y el rigor de la educación japonesa de entonces.

Era 1945 a las 10:08 de la mañana en plena Guerra Mundial, cuando de repente una luz intensa y una serie de gritos interrumpieron la lectura. Lo último que Kodama alcanzó a ver era una especie de bola de fuego que aparecía en el patio. En

sobrevivirían esa mañana fatídica que marcó el inicio de la Era Nuclear.

Han pasado sesenta y cinco años de la explosión atómica detonada por la fuerza bélica de Estados Unidos sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Ahora Mitsuo Kodama tiene 78 años.

Su tez es amarilla, mide un poco menos de un metro y sesenta. Viste traje, su porte es elegante, parece de naturaleza sencilla, bondadosa; su voz invita a platicar, al menos a través de un intérprete.
Ensenada
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Acaba de desembarcar del buque SS Oceanic, conocido como el Crucero de la Paz o Peace Boat, en inglés, un barco japonés que navega por el mundo para promover el desarme nuclear, los derechos humanos y la paz mundial. Kodama se encuentra en el Centro Estatal de las Artes de Ensenada, a cinco minutos de relatar su experiencia a una multitud que ha acudido a escuchar la conferencia de los sobrevivientes del primer ataque nuclear en la historia del mundo.

Para quien ha sufrido 15 tipos de cáncer a consecuencia de la
Lo original de la idea provoca que el barco sea un imán mediático. El primer viaje de Peace Boat fue organizado en 1983 por un grupo de estudiantes universitarios japoneses, cuyo objetivo era una respuesta creativa a la censura del gobierno japonés sobre los libros de texto de Historia que analizaban la agresión militar de Japón en Asia y el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.

En ese primer viaje, los estudiantes rentaron un barco y visitaron diversos países asiáticos para conocer testimonios personales sobre las experiencias de la guerra. La idea fue retomada y hoy Peace Boat es una organización no gubernamental que promueve los derechos humanos, la paz y el desarrollo sostenible mediante la organización de cruceros educativos por la paz.
De Japón a Ensenada
Practican turismo socialmente responsable


Por Erick Falcón*
radiación a la que estuvo expuesto, Kodama no ha perdido la calidez,  la elocuencia ni su vivacidad para hablar. Él y muchos de los japoneses que vivieron la tragedia de Hiroshima y Nagasaki no tienen ya mucho tiempo de vida.  Muchos no pasarán de esta década. Pero antes de morir, Kodama decidió embarcarse en una misión personal:

“Nunca he entendido mi suerte, sólo quise seguir adelante con este sentido de responsabilidad para honrar la memoria de amigos y familiares que no sobrevivieron. Me uní al Barco de la Paz para testificar sobre mi propia vida, para poder contar al mundo el pesar que he vivido desde tan gran tragedia y así la población de otros países aprenda a vivir en paz”.
Barco con conciencia social

Su misión personal se convirtió en parte de un esfuerzo compartido con el viaje Número 69 del Crucero de la Paz, que comenzó el 19 de abril de 2010 en el puerto de Yokohama. Kodama y nueve sobrevivientes del genocidio nuclear de 1945 viajan a bordo con más de 850 personas que toman un viaje diferente: el Viaje Global para un Mundo Libre de Armas Nucleares”.

Visitan 22 puertos en varios países: China, Vietnam, Singapur, Arabia Saudita, España, Finlandia, Venezuela, Jamaica, Guatemala  y los puertos mexicanos de Manzanillo y Ensenada, entre otros.

La gira de los sobrevivientes, llamados en Japón hibakushas, se enfoca a difundir el mensaje de

Mitsuo Kodama, fundador del proyecto Crucero de la Paz o Peace Boat.
(Fotos: Erik Falcón)

cuestión de segundos, el joven cayó inconsciente.

Los segundos se volvieron minutos; se volvieron horas, se volvieron días. Despertó. Todo comenzaba de nuevo. Olor a madera. Ruinas. Sangre. Confusión. Gritos. La primera teoría que surcó su mente fue que habían atacado su escuela. Kodama había caído desmayado en el espacio entre su banca y la silla, la cuña salvavidas de la que hablan los sobrevivientes en  terremotos.

Vomitaba frecuentemente. Pero  tuvo fuerzas para librarse de las escombras del edificio. Su mejor amigo yacía sin vida debajo de una columna. Muchos niños tenían vidrios incrustados en la piel de varios sólo quedaban restos humeantes. Sólo 19 estudiantes, incluido Kodama,
las condiciones sociopolíticas del país desde la guerra con Estados Unidos.

Esto es la idea japonesa del turismo socialmente responsable. La interacción con personas de varias nacionalidades y organizaciones civiles a bordo y en tierra firme motivan el civismo para alcanzar acuerdos internacionales para el desarme nuclear, apoyo a refugiados de guerras y comercio justo.

Kiusafuka Hirosi es el coordinador internacional de la organización Peace Boat. Considera  viajar como una herramienta que promueve cambios sociales y políticos positivos. Resalta que este tipo de cruceros puede crear e
implementar mejores prácticas en turismo responsable.
Mitsuo Kodama

 Mientras los participantes viajan alrededor del mundo,  aprenden sobre las prácticas sostenibles y políticas ambientales adoptadas por las naciones europeas, y visitan varios puertos en Sudamérica y México para comprender la evolución de las sociedades de Latinoamérica.

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artículos obsequiados por los residentes de Japón. También visita el barco la señora Nguyen Thi Binh, la respetada ex Vicepresidenta de Vietnam que ayudó a negociar el fin de la guerra de Vietnam, y quien participa en una mesa redonda sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, donde resalta la importancia de promover la igualdad de género y destinar más recursos al empoderamiento de la mujer.

Los siguientes puertos traerán consigo nuevas oportunidades para Kodama y compañía. Un viaje de esta magnitud puede ser turístico, a la vez que facilita la convivencia y diálogo entre diversas culturas y experiencias: estudiantes, académicos, voluntarios, organizaciones civiles, artistas, refugiados de guerra, turistas extranjeros y activistas.
Un viaje con sentido

Ya en el sexagésimo noveno viaje, la vida a bordo durante los primeros dias en mar es amenizada por actividades deportivas, números de baile y música. La primera recepción en tierra es en Danang, Vietnam. Kodama y el resto de los hibakusha y viajeros visitan dos centros de apoyo para niños y niñas que sufren alteraciones genéticas a causa de los efectos del Agente Naranja.

Muchos en el centro están muy discapacitados: Unos sufren de articulaciones fusionadas y espina bífida. Los viajeros de Peace Boat llenan la sala de globos, pelotas y burbujas, mientras conviven con los niños y traen regalos, en tanto la tripulación dona varias cajas de materiales de papelería, bolígrafos, lápices y otros
desarme nuclear al mundo este año, luego del avance reciente de las negociaciones en que se acordó reducir el arsenal de 23 mil ojivas nucleares existentes e instar a Corea del Norte a suscribirse de nuevo al Tratado de No Proliferación Nuclear de 1970.

En apariencia, el SS Oceanic es un crucero como cualquier otro, con bares, restaurantes, piscinas y programas de eventos artísticos. Pero ojo: Los espacios públicos se aprovechan para celebrar foros de interacción multicultural; profesores universitarios exponen a los viajeros temas sobre transgénicos, violencia en los Balcanes y derechos humanos en la franja de Gaza. El viaje incluye a la primera expedición en tierra: una visita a una red de túneles en
Vietnam donde un ex-
combatiente del Viet Cong narra
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