“De ninguna manera, se dejará en estado de indefensión a los inversionistas, a los propietarios y a los poseedores de los predios. El gobierno federal está decidido a respetar los derechos de los inversionistas y a hacer valer sus activos. También está en la disposición de acompañar a los interesados a realizar un nuevo proyecto que permita generar beneficios a los habitantes de la zona a partir del turismo. Un proyecto que garantice, plenamente, la conservación del patrimonio natural del país”.
Antes de finalizar, el Presidente confirmó que el crecimiento verde era un tema prioritario de la agenda de la Presidencia Mexicana del G20 y que será abordado en la cumbre por celebrarse en Los Cabos, de las naciones más influyentes del planeta, mismas que representan cerca del 90 por ciento del PIB mundial, el 80% del comercio global y dos tercios de la población total.
“Es posible seguir un modelo de desarrollo sustentable que permita aprovechar las ventajas naturales de nuestro territorio y que atraiga inversión y turismo, que genere los empleos sin afectar, de manera irreversible, los ecosistemas y su biodiversidad’, dijo. “De eso se trata el crecimiento verde”.
Solo que eso no existe en el capitalismo salvaje en el que nos encontramos.
Cabo Cortés es apenas el inicio de la madeja de decisiones gubernamentales para supuestamente detener proyectos que afectan no sólo al ambiente sino también a la formación cultural ancestral