Cocodrilos superan amenazas, muestran poblaciones aptas para aprovechamiento
Con un esfuerzo de la sociedad, la población del cocodrilo de río, en Sinaloa y Nayarit, podría recuperar sus números hasta volver a permitir su aprovechamiento, como sucedió con el cocodrilo de pantano, al otro lado del continente (Foto: Humberto Bahena Basave - Banco de Imágenes Conabio).
MÉXICO, D.F.
Las poblaciones de cocodrilos de río que habitan toda la costa del Pacifico de América Latina siguen recuperando sus números en México, como ya lo hicieron los de pantano al otro lado del país.
La anterior conclusión fue dada a conocer en un taller internacional sobre “Cocodrilos mexicanos: monitoreo del cocodrilo de pantano 2012-2013 y situación del cocodrilo de río”, organizado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) los días 25 y 26 de noviembre en la Ciudad de México.
De las 23 especies de cocodrilianos del mundo, en México se distribuyen tres: el cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletii), el cocodrilo de río (Crocodylus acutus) y el caimán (Caiman crocodilus).
Sus poblaciones estuvieron amenazadas en la década de 1970 debido a la cacería y al comercio no regulado de sus pieles.
Las acciones para su conservación en México, entre ellos la veda, los decretos de áreas naturales protegidas y el fomento de granjas, contribuyeron a la recuperación.
“Necesitamos que la sociedad se dé cuenta de que cuando nos organizamos academia, sociedad y gobierno, podemos hacer las cosas muy bien, tan bien como el mejor país del mundo,” comentó durante la inauguración del taller el Doctor José Sarukhán Kermez, coordinador nacional de la Conabio.
Ahora, las poblaciones mexicanas del cocodrilo de pantano se encuentran en buen estado y con potencial para desarrollar proyectos productivos sustentables en beneficio de las comunidades locales y de la conservación de la especie, dijo el Biólogo Hesiquio Benítez Díaz, director general de Cooperación Internacional e Implementación de la Conabio.
La conclusión impulsa un proyecto oficial para vincular comunidades locales en sitios piloto para utilizar huevos del medio silvestre, que de otra forma morirían naturalmente, e incubarlos en granjas, con el fin de aumentar su supervivencia, y permitir el aprovechamiento de pieles en el mercado internacional así como su reintroducción al medio silvestre, en caso de ser necesario.
Bajo la supervisión de la ONU, el International Working Group on Reptile Skins (IWG-RS) de la (RESP) aprobó el proyecto de la Conabio el pasado 19 de noviembre en Londres.
El proyecto, además de generar un valor agregado a los productos que deriven del aprovechamiento del cocodrilo de pantano, promueve el manejo de la especie tanto en términos del uso sustentable del capital natural como en beneficio de las comunidades locales.
El Programa de Fomento de Unidades de Manejo de Vida Silvestre (UMA) coordinado por la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) respalda al esquema, particularmente en aquellas comunidades ubicadas en los municipios de la Cruzada Nacional contra el Hambre.
Al acto asistieron cerca de 40 expertos en cocodrilos, incluyendo científicos, productores, organizaciones no gubernamentales y autoridades de los países de México, Belice y Guatemala, así como un representante del Grupo de Especialistas en Cocodrilianos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (CSG-IUCN).
Se revisaron los resultados del programa de monitoreo nacional para el cocodrilo de pantano en los años 2011, 2012 y 2013, periodo en el que se llevaron a cabo un total 572 recorridos, cubriendo 5,532 km en lagos, ríos, manglares y esteros.
Los resultados de las tres temporadas permitieron estimar que la población silvestre en México del cocodrilo de pantano es cercana a los 79 mil individuos, con una tendencia estable y buena producción de crías y juveniles, lo que sugiere una población saludable.
El cocodrilo de pantano habita en la vertiente del Golfo de México, península de Yucatán y Chiapas, así como en Guatemala y Belice.
Por la calidad de su piel, la especie presenta una alta demanda en la industria de la moda, abriendo la oportunidad de un comercio internacional regulado bajo condiciones estrictas.
Actualmente, el cocodrilo de pantano se encuentra en las categorías de menor riesgo. Por ello, en 2010 la especie se transfirió del Apéndice I al II (menos restrictivo) de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), y en 2012 se eliminó del Acta de Especies en Riesgo (ESA) de Estados Unidos, permitiendo la exportación de pieles a ese país.
Por su parte, el cocodrilo de río, se distribuye desde la costa del Pacífico (Sinaloa a Chiapas) y desde la Península de Yucatán en México, hasta Perú, Venezuela, Florida y el Caribe.
Este cocodrilo se encuentra en la categoría de Sujeta a Protección Especial en la NOM-059-SEMARNAT-2010, como Vulnerable en la Lista Roja de la IUCN (2012), en peligro de extinción en la ESA de los Estados Unidos (2007) y en el Apéndice I de la CITES (1981), lo cual restringe el comercio internacional de individuos extraídos del medio silvestre.
No obstante, en el transcurso del taller, se concluyó que también las poblaciones del cocodrilo de río se están recuperando en México. Se decidió preparar un documento para la 7ª reunión del Comité de Fauna de la CITES, a realizarse en Veracruz en abril 2014, para poner a consideración el cambio de la población mexicana del cocodrilo de río, del Apéndice I de la CITES al II.
También se acordó elaborar una propuesta de sitios para incluir a la especie en la plataforma de monitoreo permanente de cocodrilos de México.
Al término del taller, Sarukhán expresó que las labores encaminadas a la conservación y aprovechamiento sustentable de los cocodrilos mexicanos cuentan con un esquema “científicamente sólido, éticamente responsable y adecuado socialmente, para producir un bien que beneficie a la sociedad y respete a la naturaleza”.