Gobernantes desdeñan a El Corredor Biológico de Hermosillo
Las/os organizadores del evento vieron en la pandemia una razón más por su lucha de reintegrar al dominio público el agua y los espacios verdes que escasean en esta ciudad desértica. Haga clic para ampliar.
HERMOSILLO
El 21 de marzo del año en curso, también el Día Internacional de los Bosques, así como el inicio de la temporada de primavera, el colectivo promovente de El Corredor Biológico de Hermosillo canceló hasta nuevo aviso el arranque de sus actividades programadas.
Fue por la necesidad de seguir las medidas precautorias lanzadas por autoridades de salud y dirigidas a proteger a la población del brote internacional de Covid-19. Sin embargo, las/os organizadores del evento vieron en la pandemia una razón más por su lucha de reintegrar al dominio público el agua y los espacios verdes que escasean en esta ciudad desértica.
Las/os líderes de la iniciativa declararon:
“El problema de eliminar bosques para llenar bolsillos abre la puerta a que se aumenten los riesgos de propagación de enfermedades. Esta irrupción del ser humano en la naturaleza se convierte en un bumerán que se vuelve contra la salud global. Así, la expansión del Covid-19 se debe, según las primeras publicaciones, a un proceso de zoonosis que, lejos de tener su origen en los mercados de especies exóticas, comienza en las actividades de deforestación y construcción de infraestructuras en territorios boscosos. Este es el primer paso para que animales prácticamente desconocidos se acerquen al ser humano.
Se estima que en las zonas más recónditas del planeta se esconden en torno a 1.7 millones de virus sin descubrir, lo que revela hasta qué punto revertir espacios naturales al antojo de la economía – sea deforestación o sea tráfico de especies exóticas – puede aumentar los riesgos de una pandemia como la actual.
Hermosillo es un ejemplo, el modelo fracasó, necesitamos otro. La sustentabilidad basada en la economía y no en la naturaleza, no es sustentabilidad, es simplemente la manera de justificar la intervención de hábitat con negocios que harán rentable el negocio, no el restablecimiento a su estado natural del hábitat.
En El Cárcamo hay más de 100 arboles nativos palo verde (Parkinsonia aculeata). Tambien cuenta con mezquites y vinorama para un total de 250 arboles en las10 hectareas a la venta. Haga clic para ampliar.
Los humanos ya no podemos seguir destruyendo nuestros humedales, desplazando el agua, contaminando el aire, construyendo más edificios y pensando solamente en los famosos detonantes de la economía para atraer dinero e inversiones.”
Además, dijeron: “Por último, y ante la pandemia del Covid-19, sabemos que hay factores de riesgo, como la alta presión, diabetes, obesidad. Una manera de prevenir o curar estás condiciones es hacer actividad física. No todo mundo puede pagar un gimnasio, por lo que espacios verdes públicos, como los que los políticos ahora pretenden subastar, son esenciales por la salud.”
El pronunciamiento corresponde a la más reciente ola de resistencia contra la privatización de parques y áreas recreativos pertenecientes a la sociedad hermosillense, una población de casi 1 millón.
En contra de ella, desde el mes de mayo del 2019, empezaran a juntarse cada semana maestras/os de la Universidad de Sonora, ambientalistas y representantes de la sociedad civil organizada por el diseño del Corredor Biológico de Hermosillo, un proyecto ciudadano con el fin de proteger el libre acceso al patrimonio natural de la ciudad y hacerla “más habitable”, como dijeron.
En septiembre, sus arquitectos ya tenían un plan maestro, con la esperanza de sembrar voluntariamente hasta 60 mil árboles en parques y banquetas. Lo presentaron en un foro en la Unison, y hubo una gran aceptación. Contrastaba bastante con un proyecto en el centro de la ciudad en que iban a cubrir las calles con plásticos o lonas en forma de flores.
Joel Montoya Haro, académico de la Unison e impulsor del corredor, explicó el objetivo de trazar una ruta para ligar varios kilómetros de áreas verdes desde la universidad hasta Los Naranjos, y de ahí hasta el viejo Parque Recreativo La Sauceda, para luego conectarlos con zonas de gobierno, del centro, de las colonias aledañas y del nuevo Ecoparque Río Sonora.
Se anunció el 26 de octubre como la fecha simbólica del inicio del proyecto. Sin embargo, justamente dos días después, la oficina ejecutiva del estado publicó un decreto en el Boletín Oficial, formando un fideicomiso para descuartizar el Parque Recreativo La Sauceda.
Además del propósito de la Gobernadora Claudia Artemis Pavlovich Arellano de enajenar un polígono de la propiedad del estado para la venta, la presidenta municipal, Célida Teresa López Cárdenas, tiene planes de vender un área deportivo perteneciente al municipio, ubicado en la siguiente cuadra. El cabildo ya autorizó la subasta a la alta.
Se trata de despedazar un importante ecosistema de humedal, el oasis que dio luz al nacimiento de Hermosillo, ya que la venta de predios para obras de construcción es la manera documentada en que las/os políticos de Sonora se acostumbran a recompensar sus fieles.
“El colmo es que sigan haciendo lo mismo que han hecho los gobiernos anteriores,” remarca Blanca Coto, participante activa en la campaña por el corredor.
El colectivo presentó su diseño al Congreso del estado a mediados de marzo y lograron una audiencia con la alcaldesa hasta después.
No obstante la solidaridad con el movimiento de parte de Mujeres Unidas Morena -- proveniente del partido que llevó al actual gobierno municipal al poder--, López Cárdenas insistió en la subasta del polígono de La Sauceda llamada El Cárcamo.
Subieron su petición “La Sauceda no se vende” a la plataforma de change.org, en donde la firmas ya se rebasaron a las 34 mil por el 2 de mayo. Haga clic para ampliar.
En una reunión de cabildo a puerta cerrada el 28 de marzo se autorizó sin consulta pública previa la venta del sitio de 10 hectáreas -- con un deportivo en plena función.
Argumentaron por la necesidad de financiar el tapar de baches en el estacionamiento y en la ciudad, así como canalizar el dinero de la venta a la contingencia del coronavirus.
Las/os protagonistas de la lucha perdieron poco tiempo en salir a la calle a colocar pancartas en protesta.
“Es muy preocupante que ante el acoso institucional y en medio de una contingencia mortal, el gobierno de Célida López se muestre tan insensible ante la petición ciudadana de detener una subasta extrañamente apresurada y a todas luces amañada,” comentó Montoya.
Subieron su petición “La Sauceda no se vende” a la plataforma de change.org, en donde la firmas ya se rebasaron a las 34 mil por el 2 de mayo.
Mientras tanto, desde las filas de unos 50 colectivos hermosillenses, las acciones ciudadanos por plantar árboles en distintos parques de la ciudad se reanudaron, un brote en sí mismo.