Sociedad civil triunfa sobre ‘inviable’ hidroeléctrica Las Cruces
Estudio realizado por la asociación civil SuMar-Voces por la Naturaleza concluye que el proyecto hidroeléctrico Las Cruces es inviable estratégica y financieramente. Haga clic para ampliar.
TEPIC
Ante una férrea defensa por parte de las comunidades de la cuenca del Río San Pedro Mezquital y organizaciones de la sociedad civil, así como la aplicación de varios recursos legales, técnicos y de defensa de los derechos humanos, en febrero de 2019 el megaproyecto de la central hidroeléctrica Las Cruces se dio por vencido.
Ante más de 20 medios de comunicación en Tepic, Nayarit, representantes de comunidades ribereñas y la asociación civil SuMar-Voces por la Naturaleza anunciaron que la Secretaría de Energía (Sener) retiró el proyecto de la central hidroeléctrica del Programa para el Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (Prodesen 2016-2030), y a partir de 2019 se quedó sin presupuesto; ya que desde el Prodesen 2017-2031, se propone en su lugar una diversificación de la matriz eléctrica con tecnologías renovables.
Así que, por el momento, está a salvo el último río sin represas o hidroeléctricas en el noroeste de México, el séptimo río más caudaloso del país. De esa manera, también se evita la reubicación de pueblos originarios náyeris (coras). Más aún, se conservan las crecidas del río y los nutrientes que aportan a los valles agrícolas y las lagunas costeras del sitio Ramsar y Reserva de la Biosfera Marismas Nacionales en Nayarit.
El Río San Pedro Mezquital tiene un alto impacto positivo en las actividades agrícola, ganadera, pesquera y turística, con un beneficio directo para más de 10 mil productores.
Organizaciones de la sociedad civil, que durante los últimos siete años apoyaron a los indígenas nayeri y los pescadores en la lucha contra de la destrucción ambiental, económica y sociocultural que traería la hidroeléctrica, pidieron al nuevo gobierno federal que se dé paso a un proceso abierto de diálogo e inclusión con las comunidades para discutir alternativas de desarrollo que generen un verdadero desarrollo sustentable en la región.
Se basaron sus argumentos en un estudio (PDF, 14.6 MB) realizado por SuMar-Voces por la Naturaleza, mismo que concluye que el proyecto hidroeléctrico Las Cruces es inviable estratégica y financieramente.
El estudio identifica que, en el nuevo contexto del sector energético, Las Cruces no es necesaria hoy, ni a futuro, para satisfacer los requerimientos del sistema eléctrico nacional.
“La inversión en tecnologías renovables a pequeña escala y cerca del lugar de consumo, es más atractivo para los inversionistas, más estratégico para el sistema eléctrico nacional y más eficiente para las redes de distribución”, señaló SuMar.
La apertura del sector eléctrico a la inversión privada y las tendencias internacionales de generación de energía con fuentes renovables han cambiado las proyecciones de la Sener respecto al proyecto hidroeléctrico Las Cruces, junto con un incremento de sus costos en más del 80 por ciento, tanto por el precio de los materiales de construcción como por la variación en el tipo de cambio respecto al dólar, que elevó su presupuesto a más de 13 mil millones de pesos.
Según documentos de la Secretaría de Energía, el sistema eléctrico en México presenta una pérdida de energía por transmisión y distribución de aproximadamente del 13 por ciento, lo que a su vez representa pérdidas de $42 mil 246 millones de pesos anuales. Estas pérdidas no se valoraron para el proyecto Las Cruces, que produciría energía en Nayarit, para enviarla a Jalisco, Guanajuato, Michoacán y San Luis Potosí, quienes demandarían el 73 por ciento de esta energía.
Por otro lado, el proyecto hidroeléctrico Las Cruces se analizó bajo el enfoque de sustentabilidad financiera y ambiental, resultando que en su valoración no se consideraron los costos de impactos ambientales, sociales y económicos en localidades aguas abajo de la presa y sus respectivas medidas de mitigación. Tampoco se incluyeron los costos de operación, mantenimiento y abandono de las instalaciones durante y después de su vida útil.
Otro factor que no se evaluó son los costos a la salud por el incremento de enfermedades relacionadas con la presa durante su construcción y operación. El primer riesgo de un proyecto hidroeléctrico “comienza con la llegada de un gran número de trabajadores a un área remota, los cuales comúnmente acarrean enfermedades infecciosas como tuberculosis, sarampión, influenza, sífilis y sida”, según el estudio.
Durante la construcción de presas, “enfermedades como la diarrea aumentan en el orden de 60 por ciento”, y las mujeres son las más vulnerables, señala. Además, se identifican al menos 12 localidades que deberían reubicarse tan solo por estar dentro de la zona de riesgo de contraer enfermedades transmitidas por mosquitos.
Las hidroeléctricas no deberían considerarse fuentes de energía limpia, ya que una hidroeléctrica en un clima tropical, durante sus primeros 10 años de vida, emitirá cuatro veces más gases de efecto invernadero que una planta que funcione con combustibles fósiles, revela la investigación hecha por la asociación civil. Además, el cálculo de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sobre la emisión de gases de efecto de invernadero para Las Cruces es incorrecto.